Escrito en Roma, reescrito en Atenas y corregido en Argel, entre 2007 y 2017, este libro plantea una personal versión del mito de Narciso y a la vez una reflexión sobre uno de los más agudos males contemporáneos, el narcisismo. De igual manera que Narciso se refleja en la fuente, el autor se reflejó en el mito y ambos en la fuente de la página, en un juego de espejos y espejismosque cifra el origen de una herida, de una enfermedad: la condena del ser humano a pasarse la vida solo, elaborando una sutil y compleja gramática íntima, un idiolecto absorto, proyectando lo que es y lo que siente en los demás, convirtiéndolos en sombras nacidas de su sed insensata e insaciable. Juan Vicente Piqueras habla de un mal solitario que aísla y aleja, que convence a quien lo padece de ser el centro del mundo y a los demás en ecos que lo llaman echándolo de menos. Machado tuvo claro que un corazón solitario no es un corazón, dejó en el aire la pregunta de Narciso 02013;para qué sirve la sed02013; y nos advirtió para siempre de que en nuestra soledad vemos cosas muy claras que no son verdad. De lo que ve Narciso en su soledad trata este libro.