La comedia lacrimosa se nutre de la epistemología sensista sentimental inglesa y francesa (Locke, Shaftesbury, Condillac), del pensamiento humanitario de la Ilustración (Montesquieu, Beccaria, Rousseau) y de la pintura social lacrimosa de la escuela de Greuze. Con una acción que entre lágrimas lleva al borde de la muerte, se instruye al público sobre los beneficios sociales de las profesiones y el amor de la familia. «Si las lágrimas son efecto de la sensibilidad del corazón, ¡desdichado de aquel que no es capaz de derramarlas!» (acto I, escena III). Ningún autor inglés ni francés del nuevo género lo logra mejor que Jovellanos. La comedia sentimental es una forma tragicómica evolucionada dentro de la escuela neoclásica; pero al mismo tiempo toda la literatura va evolucionando hacia el romanticismo y el realismo. Es así realista el medio de «El delincuente honrado» (1773), y el manejo del carácter y de la situación se descubren como brillantes anticipos de «Don Álvaro o la fuerza del sino» (1835), del duque de Rivas.