Más de veinte años habrían de transcurrir desde las primeras y desagradables experiencias teatrales de Galdós, que decidieron su todavía vacilante inclinación hacia la novela, y su vuelta al teatro en 1892 con la adaptación de su novela "Realidad". Recuperada su vocación juvenil, su faceta de dramaturgo cabe insertarla en el movimiento general europeo de renovación teatral que impulsaron autores como Ibsen, Strindberg o Chéjov. Todos compartían su vinculación inicial con el naturalismo, desde el que evolucionaron hacia el simbolismo. "La de San Quintín" se construye a partir del esquema de larga tradición teatral que configura un triángulo sentimental cuyos vértices ocupan una mujer joven y dos hombres (uno también joven y otro de edad madura), que al pretenderla se enfrentan y provocan el conflicto. "Electra" demuestra su valor germinal como teatro comprometido con la realidad e intensamente simbólico, que a partir de referencias estéticas decimonónicas se adentra en el siglo XX. Es esta la primera edición española moderna de ambas obras cotejadas con sus respectivos manuscritos. En el caso de «Electra» es la primera vez que se da a conocer su manuscrito.