Hace dos milenios y medio, los sabios ocultos, alejados de unas estructuras
de poder que veían viciadas de modo irremediable, sentaron los fundamentos del
taoísmo, los cuales quedaron poéticamente expresados en el Tao Te King, el Zhuang Zi, el Lie Zi y otros textos clásicos: los conceptos de mutación permanente y de interdependencia entre todos los elementos del universo; la importancia de aceptar nuestra desnudez esencial y la fugacidad de la existencia; la necesidad de confiar en la intuición y desarrollar el sentido de la percepción. Sorprende la vigencia de ese ideario revolucionario en nuestro mundo actual. Este libro acerca esa filosofía antigua a nuestra realidad cotidiana, alumbrando una perspectiva más amplia, profunda y equilibrada del paisaje que nos envuelve y los sucesos que en él se producen.