La conciliación puede entenderse de distintas maneras según si se piensa desde la filosofía, la psicología, la política o la sociología, pero en todos estos enfoques subyace una idea clave: la del tiempo compartido. En una época dominada por las prisas, en que el tiempo tiene una clara acepción mercantil y la rutina diaria se organiza en torno al horario laboral, es preciso desarrollar estrategias y cultivar valores que permitan no solo compaginar la vida laboral y familiar, sino también impulsar el crecimiento personal. Vista desde esta óptica, la conciliación entra en el terreno de la ética y pasa a ser algo que puede enseñarse y aprenderse. Los artículos reunidos en este libro muestran que, más allá de la necesaria aplicación de políticas públicas adecuadas, la conciliación consiste en aprender a gestionar los espacios y los tiempos propios y compartidos. Y en tomar conciencia de que conciliar los distintos ámbitos de nuestra vida es, al fin y al cabo, una cuestión de escala de valores.