"Una vez que se ha entendido el sentido de la lucha por el reconocimiento, comienza a perfilarse de manera especialmente clara un reto actual que deben afrontar las democracias desarrolladas de Occidente, donde hay un número creciente de personas que, a causa de un desempleo ya no simplemente coyuntural, sino estructural, carecen de la posibilidad de obtener, gracias a las capacidades adquiridas en el proceso de socialización, aquel tipo de reconocimiento que he llamado apreciación social. [...] Sin un aumento radical de aquello que en un futuro podamos llamar de una manera razonable y justificada trabajo, esta lucha creciente por el reconocimiento no tendrá solución."