Es indudable que las ciencias sociales son, en nuestro tiempo, un valioso auxiliar de los gobiernos para enfrentar los múltiples problemas derivados del analfabetismo, la violencia, la alienación de la persona en la sociedad de masas, la renuncia a los ideales democráticos. Sin embargo, se ha difundido cierto tipo de literatura paracientífica o de «sociología popular» que combina un estilo periodístico con el menosprecio por todo lo que se refiere a la investigación.
No es arbitrario suponer que este erróneo desdén por la investigación proviene de la ineficacia de esta última para resolver de manera inmediata los acuciantes conflictos de la era actual. Una de las dificultades básicas que enfrenta el científico social es la gran cantidad de variables interrelacionadas que el mundo real pone ante sí. Desentrañar sus causas y efectos es arduo, y puede haber casi tantas explicaciones como personas las formulen. Algunos de los obstáculos derivan de la índole misma del método científico; otros son problemas puramente técnicos, propios de la forma de abordar los datos en sociología, economía, psicología y las demás disciplinas sociales.
En estas páginas se ofrece un sucinto panorama de las complejidades del método experimental, en la certeza de que al salvar así la incomunicación entre los especialistas y el público se da un paso indispensable para que las ciencias sociales avancen hacia su madurez.