La autonomía continúa siendo una demanda política que permite articular la lucha política de los indígenas en torno a un derecho cada vez más sacralizado: el derecho colectivo al territorio. Vista por muchos como una demanda exógena a las comunidades indígenas, pero estratégicamente utilizada en el debate político para el logro de otros derechos, otros la consideran una panacea capaz de resolver los complejos problemas de articulación del pluralismo político y las identidades culturales. En este libro se analiza cómo surge esta demanda en México, en el marco del conflicto zapatista, con la intención de extraer conclusiones que nos permitan entender la génesis de la autonomía como reclamo político capaz de articular el resto de reivindicaciones materiales y simbólicas de los pueblos indígenas en América Latina. Sin duda, para ello, es inevitable reflexionar sobre el estado de Chiapas, y la movilización previa y posterior a 1994, puesto que en el nivel municipal y local, pero también en el regional y en el estatal, la producción del espacio social hasta el 2003 se disputó como quizás en ningún otro periodo de la historia en torno a esta demanda. La heterogeneidad de propuestas, las diferentes imaginaciones geográficas y las múltiples identidades políticas inacabadas que se analizan en esta obra nos muestran que la autonomía territorial indígena es una demanda cuyo logro requiere de una gran habilidad política, puesto que plantea el reto de lograr la homogeneización política de identidades y experiencias históricas de lucha diversas e incluso contradictorias.