¿Quién sabe, por ejemplo, que investigadores y médicos rusos, desde los
años cincuenta del siglo xx, han curado a millares de pacientes gracias al
ayuno? Tenemos ante nosotros, por tanto, otra historia de la medicina, en la
cual una visión global de nuestro sistema vivo ha sido eliminada en provecho
de una concepción del cuerpo como un simple conjunto de piezas intercambiables.
Ahora bien, en los países occidentales, esta medicina moderna no
consigue resolver el problema de vivir en buena salud. Ante esta constatación,
la práctica del ayuno, tan antigua, aparece como una terapia nueva. En
una sociedad donde la lógica consumista llega a límites absurdos, el ayuno
plantea una pregunta paradógica: ¿Menos puede ser más?