«La Iglesia es la sociedad de los que oran. Su fin primordial es enseñar a orar» (Pablo VI); «el cristianismo se ha de distinguir ante todo en el arte de orar» (Juan Pablo II). Esta obra es una propuesta de cómo realizar esta tarea primordial de la Iglesia. Pretende abarcar, de forma sintética, todos los aspectos de una posible pastoral diocesana de la oración, como modelo sugestivo capaz de revitalizar la dimensión espiritual de la Iglesia, en su sentido personal y comunitario más amplio, de la relación con Dios a través del diálogo íntimo en ese trato de amistad que es la oración. De esta forma se aporta algo novedoso y necesario, asignatura pendiente de la pastoral de la Iglesia como urgencia de nuestro tiempo.
En un mundo secularizado como el nuestro, donde el materialismo y el consumismo se adueñan de la sociedad, tiene más mérito y mayor valor dar un testimonio constante, desde los grupos de oración o desde las comunidades parroquiales, profundizando en la espiritualidad orante, cada uno con el carisma recibido del Espíritu Santo, puesto al servicio de la comunidad. Este trabajo alienta e impulsa a esa misión de crear comunidades orantes que fortalezcan la vida parroquial y diocesana, para que a su vez se hagan más evangelizadoras y misioneras.