El semejante busca a su semejante. Y dios y el hombre son semejantes. Por eso se atraen, se buscan se complementan. Para Bernardo, Dios y el hombre son dos amores en búsqueda incesante, aunque la iniciativa es de Dios. Y esta búsqueda culmina en la visión. Esta es la base del humanismo cristiano de Bernardo. Él cree en el hombre, ese hombre que sabe, quiere, decide su existencia y puede conocer cimas de grandeza o abismos de miseria.