«Solía vivir en una habitación llena de espejos. Todo lo que veía era yo.» Con estas palabras comienza una de las canciones más conocidas de Jimi Hendrix, uno de los mejores guitarristas del siglo XX y, sin duda, emblema de todo cuanto supusieron los años sesenta. Sin embargo, más allá de los meros tópicos sobre su virtuosismo y su estilo de vida desenfrenado, apenas se conoce nada sobre él. Su aureola mítica ha impedido que se comprenda en su justa medida la lucha que debió librar consigo mismo y contra un stablishment que tan sólo lo consideraba como un músico apto para el circuito reservado a la comunidad negra estadounidense. A diferencia de otras biografías, ésta recorre toda la vida del genial guitarrista: su conflictiva infancia en Seattle, las primeras tentativas en el mundo musical, la temprana muerte de su madre, la lucha contra los prejuicios raciales y su rápido ascenso gracias a su irrupción en la escena londinense. En ella descubrimos uno de los mayores misterios de la historia del rock: la leyenda de alguien que se enfrentó a la miseria y el desprecio hasta convertirse en una de los personajes más legendarios y perdurables de nuestra época.