Durante el turbulento reinado de Enrique VIII, Inglaterra se convirtió en un escenario de persecución religiosa sin precedentes. La ruptura con la Iglesia católica no solo generó un cisma político, sino que también desató una ola de represión contra aquellos que permanecieron fieles a su conciencia y a su fe católica. Entre ellos, figuras notables como Tomás Moro y John Fisher se negaron a someterse a la autoridad del rey en asuntos espirituales, sellando con su sangre un testimonio de integridad y valentía.Santiago Mata revela en su obra los hechos de estos hombres y mujeres mártires que sufrieron por negarse a aceptar la supremacía del monarca sobre la Iglesia. Entre miles de mártires cuyos nombres no han trascendido hasta nuestros días, destacan casos reconocidos como el de Margaret Clitherow, la "Perla de York", quien sufrió una brutal ejecución por albergar sacerdotes en su hogar; Edmund Campion, un brillante jesuita, torturado y ejecutado por no renunciar a su misión; y Robert Southwell, poeta y sacerdote, que murió en el cadalso por ser un signo de esperanza para los perseguidos.