San Francisco. Año 1991. En el viejo Haight-Ashbury hace tiempo que se han apagado los rescoldos de la contracultura, pero algo parece moverse en el subsuelo de una urbe propensa a los terremotos. Nuevas bandas y nuevos locales dan forma a una escena que fusiona los sonidos que llegan del Reino Unido, como el shoegaze y el britpop, con la vieja tradición psicodélica de la Costa Oeste. Entre la nueva generación de excluidos que quiere conquistar la ciudad, hay un joven que sueña con emular a los viejos beatniks de la bahía. Joel Gion apenas sabe tocar, pero terminará siendo el panderetista de The Brian Jonestown Massacre, la banda con la que Anton Newcombe aspira a derrotar a las discográficas mientras termina con la revolución que los sesenta dejaron a medias.