A pesar de los obstáculos vitales, Rosa Pich no ha renunciado ni a la alegría, ni a la esperanza, ni al optimismo. En el transcurso de los siete capítulos que forman También hay Cielo, la autora se sirve de su autobiografía para reflexionar sobre la naturaleza de la familia y de los cónyuges en el matrimonio, la fe en Dios durante la enfermedad y el luto, la importancia de tener buenos amigos en todos los momentos de la vida y el gozo con que se puede afrontar todo. “La alegría nos guía hacia el Cielo. Pase lo que pase, sean cómo sean las circunstancias, esta es la meta final, es el motivo que tiene que estar detrás de todos nuestros motivos”.
En También hay Cielo, Rosa Pich nos cuenta su secreto para irradiar energía positiva a pesar de los momentos difíciles: la oración. La autora busca el sentido de aquello que, de entrada, parece que no tiene y, si no lo encuentra, aprende a sobreponerse a la incertidumbre desde la confianza en Dios. También hay Cielo es un testimonio explícito de la ayuda divina que el creyente sabe que recibe cuando abraza su Cruz.