Este ensayo reivindica que la traducción también es vida y escritura. Entre anécdotas, pensamientos, apuntes de taller, conversaciones con colegas o acercamientos a Anne Carson, Ted Hughes o Arnold Lobel, Wittner construye con destreza un diario personal sobre este arte ambiguo y enigmático. Acto poético y amoroso, lectura íntima, forma de vida y, en ocasiones, hasta refugio.