Nos referimos a comportamientos negativos, malintencionados y repetidos, dirigidos contra una persona que tiene dificultades para defenderse. Para que exista acoso es necesaria la intencionalidad, de forma que las acciones sean deliberadamente hostiles. Tiene que repetirse durante un periodo de tiempo (no ser algo puntual) y causar daño a la víctima, que se encuentra sola (en situación de desamparo) e incapaz de resolverlo. Por lo general, no hay provocación por el que lo sufre. La forma en que se comete el bullying puede ser verbal, física o de aislamiento social hacia la víctima, incluyendo la generación de rumores y mentiras, las amenazas o las burlas relacionadas o no con el aspecto físico. Los espectadores (otros alumnos) son clave, ya que es a ellos a quien el acosador quiere mostrar su poder. Con su silencio permiten la perpetuación de estas acciones (apoyando o no al agresor). Si bien el acoso y las burlas generalmente ocurren a través de actos físicos, también pueden ocurrir a través de las redes sociales, lo que se conoce como cyberbullying. El acoso escolar en la infancia y la adolescencia es frecuente. Un metaanálisis concluye que el 35% de los adolescentes están involucrados en formas tradicionales de acoso escolar, mientras que el 15% están involucrados en el cibernético. Ser acosado y ser víctima de burlas durante la infancia o la adolescencia se asocia a una gran variedad de resultados adversos para la salud, incluidos problemas psicosomáticos, internalizantes, emocionales y de depresión, síntomas psicóticos y suicidio. Las víctimas que además acosan (bully-victims) obtienen aún peores resultados. La escuela debería ser un espacio en el que sentirse seguro. Sin embargo, para muchos niños, se ha convertido en la fuente de un tipo de violencia del que son víctimas y que ejercen sus propios compañeros, se trata del acoso escolar o bullying. Hay niños que, por distintas razones, sufren maltrato físico o psicológico por parte de otros niños a través de actitudes como la represión, la discriminación, la homofobia, la violencia sexual o el castigo corporal. El acoso escolar o bullying tiene efectos negativos en la salud física, el bienestar emocional y el rendimiento académico de los niños, especialmente si dicha violencia se repite en el tiempo o es severa, además de influir en el clima escolar del centro educativo.