En mayo de 2016, Fort McMurray, el centro neurálgico de la industria petrolera canadiense y el mayor proveedor extranjero de Estados Unidos, fue arrasado por un incendio forestal. La catástrofe, valorada en miles de millones de dólares, derritió vehículos, convirtió barrios enteros en bombas incendiarias y expulsó a 88.000 personas de sus hogares en una sola tarde. A través de la lente de esta conflagración apocalíptica -el equivalente de los incendios forestales al huracán Katrina- John Vaillant advierte que no se trató de un acontecimiento único, sino de un impactante anticipo de lo que debemos prepararnos para un mundo más caliente e inflamable.