Decía Galeano que la historia es siempre pura profecía: por lo que no ha sido, y contra lo que ha sido, anuncia lo que será.
Por eso, cuando pretenden exiliarnos de nuestra propia historia, adentrarse en esta crónica músico-sentimental de ascendencia montalbaniana– que transcurre por los Somorrostros invisibles de la escena musical alternativa de la Barcelona ochentera, es aire fresco que abre todos los interrogantes: de nuevo y una vez más, con ribetes de crónica salvaje.
En el triple salto mortal de unos jóvenes que se echaron al vacío para no caer en el abismo que les ofrecía un sistema de exclusiones y realizaciones imposibles.
Jóvenes libres contra su propia historia, contra el destino gris burócrata que algunos habían diseñado. Libres hasta el punto de llegar al extremo de una autodestrucción desesperada, vía speed o vía heroína.
De los restos de ese naufragio, de los escombros y los rescoldos de aquel laboratorio económico-represivo edificado con la transición, nacieron las pateras desde donde seguimos resistiendo hoy.