De Gloria Fuertes han perdurado en nuestra memoria sus apariciones en programas infantiles y su valía como poeta, pero todavía permanece velada esa otra Gloria Fuertes, la que no salía en los medios, la que arrastró sus últimos años en soledad escudándose en sus pitillos, su whisky y su casa atestada de objetos reflejando el paso —y el peso— de los años. Una Gloria Fuertes cansada de que se le fueran muriendo los amigos, las amantes… Porque ella amó intensamente, aunque eso no se contara.