La señora Irene Wagner, joven y elegante dama de la alta burguesía de Viena, tiene por amante a un pianista de poca alcurnia. En realidad, Irene está felizmente casada con un respetable abogado y es madre de unos niños de corta edad; el marido está inmerso en su trabajo, y ella vive rodeada de servidumbre y lujos, no tiene que ocuparse de sus hijos, y sus únicas obligaciones consisten en acudir a fiestas de sociedad y satisfacer sus caprichos. También el amante es otro capricho que encaja perfectamente entre las demás diversiones de su plácida y mullida existencia.