Conocer la historia de la policía es comprender una clave decisiva de nuestra historia. Sus orígenes se sitúan en el siglo XVIII, cuando los gobiernos ilustrados, zarandeados por los motines de 1766, entendieron la necesidad de garantizar el orden público y la seguridad de la ciudadanía, y crearon el embrión de un cuerpo que, tras conflictivos vaivenes, se estabilizó como Superintendencia General de Policía en 1824.
Hasta 1986 tuvo dos ramas que desempeñaban funciones dispares, a veces contradictorias. Los policías uniformados, con notable impronta militar, se encargaban de mantener el orden. Los de paisano, los “secretas”, de carácter civil, realizaban tareas de prevención y control.
A mediados de la década de los noventa del siglo XX ambos brazos se unificaron. Se profesionalizaron definitivamente sus recursos y métodos y se convirtieron en factor de convivencia democrática, integrando además a las mujeres y desplegando una activa cooperación internacional.
Diego Palacios Cerezales y Sergio Vaquero Martínez son historiadores, especializados en los movimientos sociales, la policía y las políticas de orden público en España y Europa durante los siglos XIX y XX.