En la misma línea, la Organización Panamericana de la Salud define la salud sexual como la experiencia del proceso permanente de consecución de bienestar físico, psicológico y sociocultural relacionado con la sexualidad. La sexualidad se experimenta y expresa en pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas roles y relaciones. Si bien la sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no siempre se experimenta o expresa todas. La sexualidad está influenciada por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, legales, históricos, religiosos y espirituales. (OMS, 2006a) Desde el punto de vista humanístico, en nuestra sociedad la sexualidad estuvo oculta, llena de tabúes y tabúes y prejuicios. Es de sustancial importancia valorarla y aceptarla, para mantener y/o recuperar una vida saludable. La salud sexual requiere un abordaje positivo y respetuoso de la sexualidad y las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de coacción, discriminación y dolencia. Para alcanzar y mantener la salud sexual, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados y protegidos. (OMS, 2006a).