Esta conferencia fue pronunciada en 1976 en la sede de Charlottesville de la Universidad de virginia. Jacques Derrida había sido invitado a hablar en ella sobre la Declaración de Independencia norteamericana. El lugar se prestaba: lo sabemos frecuentando por el fantasma de Jefferson; y también la fecha era apropiada: un bicentenario.
¿Quién firmó esa Declaración, ya qué se comprometió? En ello se juegan las estructuras teológico-políticas de la representación y de las democracias modernas.
Apenas esbozada, la cuestión sigue las vueltas de un laberinto que se asemeja al del oído; y es también la de Nietzsche, la suya, como aquella de la cual escucha hablar, tratando de paso un solo y único tema: la autobiografía, su padre y su madre, las políticas de la lengua, de la firma y de la enseñanza, el periodismo y hasta el Estado moderno. ¿Podemos interrogarnos hoy acerca de un ? herencia política? de Nietzsche?