La correspondencia entre Theodor Adorno y Walter Benjamin es una correspondencia histórica. ¿Qué quiere decir esto? Hay aquí guardados varios tesoros para las generaciones que los sucedieron y las que nos sucederán. Al menos dos largos pasajes –agudas cartas de preguntas y respuestas– contienen claves para comprender problemas centrales de la filosofía y la filología. Pero esta apreciación podría extenderse a casi todas sus páginas. Estos intercambios han sido reproducidos y diseccionados por comentaristas, por polemistas, por adoradores. Es histórica, además, porque aquí está retratada esa etapa crucial de la era de las catástrofes que fue la primera mitad del siglo xx en Europa. Y sin embargo, como escribe Beatriz Sarlo en el epílogo que acompaña esta publicación, esta correspondencia única está fuera de la sucesión, pertenece a un tiempo del ahora que constantemente repone su actualidad. Es contemporánea en ese modo especial de lo clásico.