ro gotelé sospecha de la lengua y por eso la violenta a sabiendas de que en el lenguaje se dan relaciones de poder y de que, al final, casi siempre se lleva el gato al agua quien manda. Escribe cuestionando la tradición, al tiempo que encubre su poesía con materiales extraídos de la calle y de las redes sociales. En cambio, lo que la mueve es un compromiso de exigencia que cuestiona el discurso dominante: aquel que estandariza el gusto, anula el disenso y somete nuestra imaginación conforme a sus reglas. Sin prejuicios, se entrega a un lenguaje descastado y traza ante nuestros ojos un laberinto roto al que nos invita a entrar con ojos bien abiertos.
Entren y comprueben: aquí la maravilla, la extrañeza y el miedo se agitan a lo loco junto a un humor sutil, bello e incómodo, no siempre agradable al tacto.
Si comparamos un libro con un refugio, esto es, escrito para guarecernos bajo su techo, entonces diríamos que ro gotelé, con Poemas de autoayuda, ha construido uno en el que da a ver que la intemperie también sigue ahí.