De pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad,
Trotacuentos va montado en un carro sin motor del que no tira ningún animal.
Merecido homenaje a las bibliotecas ambulantes, rodantes que, sin temer jamás al frío o al calor, nunca han dejado de viajar, con su mundo de ilusión, cambiando cuentos por sonrisas.
Y si queréis saber cómo se mueve un carro sin motor del que no tira ningún animal, tendréis que abrir las puertas de este particular “circo de los cuentos” y encontrar las palabras mágicas. Primeros lectores.