Tráfico es la peculiar historia de dos niños (uno es un pequeño burgués enfermo de corazón; el otro, suburbial y sano) cuyas vidas se cruzarán de manera absolutamente trágica para ellos y para todo su entorno. Sin ser un retrato social, y menos aún una denuncia, la novela presenta dos ambientes tan cercanos y tan distantes a la vez: el burgués, pretencioso, falso y ambicioso, donde las apariencias lo son todo, frente al marginal, donde sobrevivir cuesta un esfuerzo titánico en un ambiente adverso de pobreza y violencia. Estos dos mundos forjan de manera muy distinta el carácter de quienes viven en la parte alta de Barcelona y los que lo hacen en los barrios marginales como La Mina. ¿Iguales? Ni al nacer, menos al vivir, ni siquiera para morir.