Todas las historias, ya sean de ciudades, reinos o naciones, son narraciones lineales en las que su protagonista se desarrolla en un tiempo continuo que va desde los orígenes hasta el presente. La historia se construye a partir de datos, hechos y personajes reales, pero los historiadores seleccionan algunos hechos y dejan de lado otros, o les conceden poca relevancia. Es a partir de este proceso de selección como se escriben los relatos de las historias de España, desde la Edad Media hasta el presente, dándoles a esos relatos un determinado sentido político y moral.
En las historias de España hay un tema omnipresente: la traición y los traidores. Ya en la Antigüedad clásica tenemos los casos de Viriato o Numancia;en la historia medieval nos encontramos con el tema de la pérdida de España y la traición del conde don Julián y con los grandes poemas épicos de la traición como el Cantar del Mío Cid;y en los períodos moderno y contemporáneo tenemos numerosos ejemplos de traidores, individuales o colectivos, que rompen su pacto o juramento de fidelidad al rey y en muchos casos quieren apartarlo del trono, sean éstos el príncipe Carlos, Antonio Pérez o movimientos sociales como los comuneros y las sucesivas revueltas que tuvieron lugar en Cataluña.
Junto a estos traidores políticamente activos hay también grupos ocultos y a los que se supone permanentemente agazapados, que constituyen la figura del enemigo interno. Los protagonistas fundamentales serán los judíos, luego convertidos en marranos, los moriscos y, en la época contemporánea, los masones y su sociedad secreta, los liberales y afrancesados y los comunistas eternamente conjurados.
Estos dos modelos, el traidor políticamente activo y el enemigo oculto, pasarán de la historiografía española a las tres historiografías nacionalistas: la gallega, con su enfrentamiento entre el celta y el romano o el español; la vasca con su reivindicación de la pureza de sangre; y la historiografía catalana, con su contraste entre catalanes y españoles. Todos estos temas pueden verse a lo largo de este libro, en el que la traición y el traidor aparecen configurados como una especie de maldición en la historia de España.