¿Se pueden explicar las normas ortográficas, la gramática o esas dificultades que a veces muestra el léxico como si fueran un cuento? La respuesta a la pregunta es sí. Basta echar un vistazo a los 50 relatos breves que componen este libro para darse cuenta de que explicar de otra manera la ortografía, la gramática y algunas peliagudas dificultades léxicas que presenta el español no es tan difícil como parece. Porque de eso va este libro, de aclarar que guion y truhan ya no llevan tilde, de que los pronombres demostrativos y el adverbio solo tampoco; de que los prefijos se unen ya al nombre que les sigue sin pudor y sin miedo; que México no se pronuncia /méksico/ y que, si no quieres bajar la libido de tu pareja a los tobillos, es mejor que lo pronuncies y lo escribas como es debido. Eso sí, que nadie busque aquí un compendio exhaustivo y sesudo de la norma lingüística en español, para eso ya está la RAE.