El itinerario de las 493 imágenes de El libro de los signos -que contiene signos de toda clase y cómo fueron usados en los tiempos primitivos, entre los pueblos de la Antigüedad, por los primeros cristianos y en la Edad Media- se lee y se mira como una estirpe incesante, o como una red de linajes con orígenes comunes. Koch no pretendía descifrar el enigma de esa red simbólica que es la escritura; por el contrario, pensaba que algo de ella persistía siempre en sombras, un poco como los primeros románticos alemanes creían en una escritura “jeroglífica”.Los tipógrafos son modestos, y Koch lo era. No inventó una escritura: nos enseñó a contemplar y comprender de otra manera el misterio de las existentes.