Historia del PSOE en transición defiende el punto de vista de que el PSOE vivió un proceso de transición desde los años setenta, en el que hubo una renovación del proyecto político y del equipo dirigente, iniciado gracias a la confluencia de la segunda generación del exilio y la organización clandestina reestructurada. Los orígenes de la renovación hay que situarlos en el momento de la salida a la esfera pública de la generación de hijos de la guerra a partir de 1956, que dio lugar a la aparición en España de formaciones políticas de ?nueva izquierda? como la Agrupación Socialista Universitaria o el Frente de Liberación Popular.
El modelo de partido centralizado o ?bloque? se mantuvo a lo largo de la transición, a pesar de ser adoptada la federalización en el primer congreso celebrado en España.
La construcción del Estado de las Autonomías fue debilitando al núcleo central de poder socialista, aunque hasta los años noventa pervivió el modelo centralizado. La desavenencia con UGT, debido a la pérdida de posiciones de la cultura obrerista tradicional, modificó la estrecha relación histórica entre partido y sindicato. A partir de entonces, el partido se convirtió más en un racimo de uvas que en los gajos de una naranja, debido al creciente peso de los líderes territoriales en el poder autonómico. Desde 1989, el PSOE entró en una nueva fase de crisis de hegemonía, aunque preservara una precaria mayoría absoluta en la nueva legislatura y ampliara hasta 1992 la política socialdemócrata gracias al crecimiento económico asociado a la pertenencia a la Comunidad Europea. Las perspectivas de sucesión de Felipe González abrieron una nueva fase de luchas internas, si bien no se produjo una ruptura del partido.