Estas reflexiones, impartidas privadamente en el monasterio carmelitano de la autora, se publican ahora con sencillez, en tono divulgativo, levemente adaptadas al transcribir el texto, y sin más pretensión que ofrecer lo que entiende que puede servir de ayuda a un creyente o, al menos, a alguien abierto a la fe. Están lanzadas con el corazón, desde el deseo ardiente de amar al Padre como Jesús lo ama. El amor a la voluntad del Padre es el alimento de Jesús y lo que de verdad llena su Corazón de Hijo. Y eso es sustancial para los que viven entregados y consagrados a anunciar los planes y latidos del Corazón de Cristo. Jesús es el Señor, el Redentor, pero ante todo es el Hijo del Padre. De ahí estas reflexiones: por el deseo de conocer más y más a aquel que ocupa y llena el Corazón del Hijo, el deseo de asomarnos y conocer al Abba de Jesús.