Karl Popper incluye en esta obra dieciséis textos –muchos de ellos hasta ahora inéditos en libro– que abordan otros tantos temas que dominaron la labor de toda su vida: las cuestiones del conocimiento, el papel y la limitación de la ciencia, la paz, la libertad, el sentido de la historia, la responsabilidad de los intelectuales, la sociedad abierta y sus enemigos... Como en todos sus libros y conferencias, sus exposiciones son de gran claridad y viveza, pero lo más importante de este trabajo –en cuyos ensayos Popper trabajó hasta el final de sus días– es que su racionalismo crítico y su filosofía política siguen ejerciendo, junto a la filosofía y las ciencias políticas y sociales, un duradero influjo en la política práctica, así como en muchos pensadores. De esta manera, estos textos vuelven a mostrar con claridad por qué el pensamiento de Popper fue y seguirá siendo tan influyente. Pero a la vez expresan en términos claros su gran modestia, por la que nunca dejó de luchar como pensador: véase, si no, el penúltimo ensayo de la obra, sobre la caída del comunismo y el intento de entender el pasado para elaborar el presente, uno de los trabajos más lúcidos y penetrantes de su larga carrera. La vida consiste en resolver problemas, afirma Popper en uno de los capítulos finales de la obra. Y ésa es precisamente la clave de su discurso, es decir, la utilización de la ciencia y el conocimiento para conformar un concepto de sociedad democrática tan personal e intransferible como válida y consoladora para todos aquellos que quieran escucharla: no sólo los profesionales de la política y la filosofía, sino también los ciudadanos responsables e interesados por los avatares de la época que nos ha tocado vivir.