Esta obra propone focalizar la atención en algunos marchantes y agentes de arte y sus prácticas con la voluntad de contribuir a la exploración de un campo todavía bastante ignoto, por no decir desconocido, de la historia del arte. La actividad de los marchantes, traficantes y agentes de arte es fundamental, entre otros aspectos, para conocer la mentalidad y los objetivos de los coleccionistas, las causas que afectaron a la dispersión de los objetos de arte o la variabilidad de los diferentes códigos éticos ante los bienes patrimoniales.
Dentro de este amplio y complejo panorama, las autoras han seleccionado algunos de los marchantes más representativos, como son Francis Lathrop (1849-1909), el segundo marqués de la Vega Inclán (1858-1942), Jacques Seligmann (1858-1923), Bernhard Berenson (1865-1959), Joseph Duveen (1869-1939), Josep Pijoan (1881-1963), Arthur Byne (1884-1935) y Mildred Stapley (1879-1941). Todos ellos actuaron en la época dorada del coleccionismo internacional, por lo que su estudio es de capital importancia puesto que no solo vendieron valiosos objetos de arte, sino que también fueron capaces de crear nuevos gustos entre los coleccionistas de renombre. De este modo, algunos de los marchantes tratados en este estudio llegaron a convertir sus galerías en firmas de bandera, propiciando la compra de importantes piezas por parte de coleccionistas y de los museos más reputados de Europa y especialmente de Estados Unidos.