A Damián le fascina el cine, quizás porque lleva treinta y cinco años trabajando como operador de cabina de proyección en el cine Soñadores. Un día recibe una carta de su jefe citándolo a una reunión en la que le pide que no vuelva al trabajo. Esto será el desencadenante de un profundo cambio en la vida de Damián. Con angustia, se irá dando cuenta de que poco a poco se va volviendo invisible.
El hecho de la invisibilidad física que sufren Damián y su mujer es una metáfora sobre la invisibilidad de muchas personas dentro de la sociedad, el hecho de que sean apartadas del engranaje porque no cumplen los patrones, porque ya no sirven o porque son diferentes. Damián conocerá una red social llamada Rosa Parks (nombre de la mujer de raza negra que se negó a cederle el asiento a un hombre blanco en el autobús en EEUU en 1955), formada por gente invisible para la sociedad que lucha «por un mundo mejor y más justo, que no condene a nadie por vivir en la invisibilidad».