Las Disputaciones metafísicas de Francisco Suárez se presentan como una reconstrucción de la filosofía fundamental que se organiza no ya según el esquema de la metafísica aristotélica, ni problemáticamente, al estilo del comentario escolástico, sino como un edificio ordenado que expone la noción de la realidad misma. Es la elaboración de un sistema que no sólo respete el orden tradicional de las cuestiones filosóficas, sino que configure una nueva estructura mediante la cual la metafísica, lejos de ser un freno para el desarrollo científico pueda transformarse en el resorte para su progreso. Estamos ante una especie de Enciclopedia del saber filosófico estructurado sistemáticamente, sobre cuya base podrá el pensamiento europeo llevar a cabo su revolución racionalista. La Europa moderna e ilustrada, de Descartes a Kant, buscará, de un modo manifiesto o implícito, en las Disputaciones metafísicas la referencia escolar que precisa para su propia construcción teórica racional y crítica. En suma, la equilibrada doctrina de Suárez constituye el fulcro a partir del que podrán alzarse las más variadas doctrinas sobre el conocimiento humano, la naturaleza, la sociedad y la legitimación del poder político, que aún hoy constituyen la base de nuestra comprensión de la realidad.