Mateo y Román son dos camaleones detectives siempre dispuestos a resolver todos los casos que se le presente. Estando en su oficina una clienta les rogó resolver un nuevo misterio, y es que hacía cosa de un mes, recibieron una carta desde Japón en la que se les comunicaba que un lejano pariente les había dejado una herencia importante y que debía ir a ¡Tokio! para cobrarla. No aclaraban nada más y la familia no recordaba a ningún pariente que viviera en Tokio así es que pensaron que lo mejor sería que primero fuera su hermano, y si lo consideraban necesario después viajaría ella para reunirse con él. Entonces, justo cuando debía acudir a una cita con dos abogados para conocer el misterio de la herencia, desapareció. Lo último que sabía de él es que había quedado con ellos en un restaurante para comer. A partir de entonces ni había llamado, ni atendía al teléfono ni sabían nada de él en el hotel donde se alojaba. ¿Estaría en peligro? ¿Le habría pasado algo terrible? Ellos se encargarían de averiguarlo…