«Nomina sunt consequentia rerum» («los nombres son consecuencia de las cosas»), decía el personaje principal de El nombre de la rosa, de Umberto Eco. También el nombre archivero designa una realidad con unas raíces tan profundas en la historia, que bien puede reclamar para sí un lugar en la lista de tantas profesiones que se arrogan ser la siguiente después de la más antigua del mundo. Una voz que, sin embargo, todavía induce a imágenes variadas y hasta erróneas en cuantos la escuchan. Por eso, el objetivo de este libro es contribuir a que, concluida su lectura, se adquiera una imagen tan precisa de esta profesión como la que se tiene de cualquier otra.
Porque esta obra está pensada para quienes no saben de qué estamos hablando, o tienen una idea vaga e imprecisa; su estructura es muy simple y se reduce a saber de dónde venimos, quiénes somos y adónde vamos los archiveros. El lector podrá descubrir en estas páginas cómo se ha producido la metamorfosis de actividad a profesión con base científica y técnica, cuáles son las múltiples facetas del trabajo del archivero y qué dirección está tomando la trayectoria de una profesión centrada en la prestación a la sociedad de servicios y contenidos de alto valor añadido.
Si se adentra en estas pocas páginas, podrá obtener, de forma amena y con poco esfuerzo, la imagen enfocada y nítida de lo que designa la voz archivero.