Más allá de lo trivial, la televisión es un medio de enorme consistencia simbólica, donde confluyen nuestros fantasmas y que alimenta retroactivamente el imaginario colectivo. Ante el déficit de lo real, la televisión crea su propia realidad, y lo hace transformándola en espectáculo: es el «transformismo» televisivo, con esa capacidad que tiene el medio de deformar la realidad hasta llegar a lo grotesco.
Este libro pretende dar cuenta de la evolución reciente de la televisión, en especial de las mutaciones operadas en la neotelevisión y el paso a la «postelevisión», para sentar las bases de una nueva teoría de la televisión. Dicha teoría se estructura sobre cuatro ejes lógicos: la construcción de la realidad (transformación, distorsión, desdoblamiento), la construcción de la identidad (representaciones de la intimidad y jugos de la identidad), presencia de objetos de fuerte carga simbólica (cuerpo, muerte, violencia) y manifestación de nuevas formas narrativas (telerrealidad en particular).