Se reúnen en este volumen las principales conclusiones del proyecto de investigación Arte y mecenazgo indiano: del Cantábrico al Caribe, financiado por la Fundación Carolina. Por sus páginas desfilan una larga lista de artistas, virreyes, linajes, burgueses, comerciantes, militares, religiosos o funcionarios, que muestran el destacado papel de los emigrantes transoceánicos en la promoción del arte de las épocas moderna y contemporánea en España y América. Este patrimonio indiano, levantado o adquirido con los capitales atesorados en tierras americanas, es elocuente testimonio de una larga singladura que se inicia con los primeros constructores que acompañaron a Colón en sus viajes y alcanza las primeras décadas del siglo XX, con la «edad de oro» del mecenazgo indiano promovida por el retorno masivo de capitales provocado por la crisis colonial.
Durante esos cuatro siglos el sueño de «hacer las Américas» empujó al éxodo ultramarino a miles de emigrantes españoles, buscando una fortuna que en la Península les era esquiva. Los pocos que alcanzaban el éxito pretendían a menudo convertir en rancio un cercano abolengo imitando las costumbres y maneras de las clases acomodadas y, sobre todo, hacían ostentación de su fortuna con abultados gastos suntuarios y promociones artísticas o filantrópicas que se transformaban en imágenes del poder alcanzado. Esa ostentación excitaba el deseo de emigrar en los más jóvenes, con lo que se cerraba el bucle y el ciclo vital indiano volvía a comenzar. Algunas sagas familiares (especialmente asturianas, cántabras y vascas) han permitido subrayar actitudes relevantes que, si bien evolucionaron con el paso del tiempo, fueron dejando, generación tras generación, un legado artístico que consolidaba la imagen dinástica y facilitaba la promoción social. Muchos de ellos, tras pasear su mecenazgo por los virreinatos americanos, las Antillas y los principales enclaves portuarios y económicos del comercio peninsular, acabaron retornando a sus lugares de origen. Repartidos por la geografía de ambas orillas atlánticas, sus palacios, casonas y villas, sus fundaciones benéficas y donativos, su impulso a las infraestructuras y sus retratos, panteones, monumentos y colecciones aún siguen perpetuando la leyenda de los indianos.