Enrique Villarreal Armendáriz, al que todos conocemos como El Drogas, lleva décadas en la primera línea del panorama musical español, con un hacer rotundo, comprometido y sin pelos en la lengua. Varios han sido sus proyectos musicales, pero todos han estado guiados por la misma luz que hoy ilumina El Drogas, su proyecto vital y definitivo en el que se encuentra inmerso y con el que hace repaso de su dilatada carrera musical (Barricada, Txarrena, La venganza de la abuela).
La afición de Enrique por la escritura no es nueva, pues, además de las letras de sus canciones o el libreto del disco conceptual La tierra está sorda, ha publicado algunas piezas poéticas en su blog (algunas bajo el pseudónimo de Eva Zanroi) o en algún que otro medio de comunicación, además de un relato corto para el libro Simpatía por el relato. En este sentido, cada uno de los capítulos que componen este Tres puntadas existía antes que el proyecto del libro en sí, pero sólo una de ellas había visto la luz, en entregas esporádicas publicadas en el diario Gara. Vistas las tres en conjunto, dibujan un perfil muy interesante del autor y nos descubren a un Enrique con un registro más amplio aún si cabe que el que vemos tras El Drogas.
Poemario directo, incisivo y contundente, como lo es El Drogas.