La antología Flores de poetas ilustres (1605) fue el aldabonazo con el que un joven Pedro Espinosa encauzaba los nuevos aires de la poesía cultista de los Siglos de Oro. Pero, además, los poemas propios que incluyó en el volumen nos revelan a un poeta fino y renovador, atento a explorar las posibilidades de la poética culta con una intensidad similar a la desplegada por Góngora. Así, en su trayectoria posterior nos ofrecerá una perfecta síntesis de la poética barroca, con una apreciable diversidad de registros y versos, donde la reflexión intelectual y emotiva se une al ensayo de nuevas formas de expresividad.
Pese a todo ello, Espinosa había quedado en el olvido de lectores y crítica. Ahora, al fin, podemos leer y comprender su obra gracias a esta cuidada edición de Pedro Ruiz Pérez, que nos pone de relieve a un autor fundamental a la par que devuelve los poemas a su contexto.