La violencia de la que el artista aragonés fue testigo durante la Guerra de la Independencia impulsó al artista a retomar dibujos, bocetos y estampas, actividad que tenía algo abandonada desde 1799. A través de estos trabajos expresó el dolor y la angustia ante los acontecimientos de los que fue a la vez testigo y víctima. La imagen que tiene Goya de la guerra es bien distinta de la que hasta ese momento era común en los pintores de la época. Su mirada es la de una realidad sin fisuras. En los Desastres no hay héroes, no hay vencedores ni vencidos. Todos, tanto el ejército francés como el pueblo español, ejercen una violencia sobre el otro que es propia de la guerra. La denuncia de la barbarie es uno de los aspectos en los que radica su modernidad.