Fue el gran James Baldwin quien mejor definió lo que esta obra supone: «Rechy cuenta la verdad, y la cuenta con tal pasión que no nos queda más remedio que hacernos eco de la vida que transmite. Estamos sin duda ante un logro tan liberador como mortificador».
Un logro cuyo eco retumba todavía hoy, tantos años después de su aparición en 1963. Porque esta novela de un autor primerizo alumbraba una nueva era de la ficción gay, y su hazaña iba más allá de ese terreno que tantos consideran acotado por un invisible cordón sanitario que impide a las obras allí concebidas saltar a la conquista del llamado «gran público».
¿Qué contaba John Rechy? El texto es una descripción del inframundo urbano de la prostitución masculina, retrata a un joven chapero y nos arrastra a la búsqueda del autoconocimiento en el universo de neón de quienes se dedican a este oficio tan viejo, un territorio fluorescente por el que también transitan drag queens y hombres de toda condición y jaez. En un viaje que ninguna agencia convencional ofrecería, el narrador nos lleva de El Paso a Times Square, y de Pershing Square al Barrio Francés de Nueva Orleans, y siempre nos obliga a mirar más allá del límite.
La crítica estadounidense se rindió ante este logro literario.
«Un libro admirable. (...) Rechy escribe en una jerga auténtica y característicamente musical: la existencia de la pesadilla es explorada con una claridad en raras ocasiones velada por el sentimentalismo y la autocompasión. En el libro resuenan gracias a ello el candor y la verdad.»
The New York Times Book Review
«Probablemente no haya primera novela más completa, tan bien armada y tan importante como La ciudad de la noche.»
The Houston Post
«La ciudad de la noche es una de las novelas más extraordinarias que veremos aparecer en muchos años.»
Herbert Gold
Permítanos un epílogo celtibérico. La aventura española de esta obra magnífica quedó abortada por la censura. Tal y como el propio autor cuenta en su nota a esta edición, la mano negra impidió que prosperara su candidatura al prestigioso Premio Formentor. Creado por Seix Barral, junto a otros destacados editores europeos y americanos: Gallimard, Einaudi, Rowohlt, Weidenfeld & Nicolson, McClelland & Stewart, Meulenhoff, Arcadia, Otava, Bonnier y Gyldendal, el galardón se otorgaba a una novela presentada por alguno de los editores incluidos en el proyecto, que era traducida y publicada simultáneamente por todos los demás.
Afortunadamente, el tiempo que todo lo puede siempre viene a poner las cosas en su sitio y los libros, en las estanterías donde hace mucho deberían estar.