El caballero de las botas azules (cuento extraño), la novela mejor considerada de Rosalía de Castro, pertenece ya al realismo, aunque es un trabajo lleno de magia y fantasía, muy al estilo de Hoffmann.
La historia narra las vicisitudes de un caballero que se autodenomina duque de la Gloria y aparece sorpresivamente en distintos puntos de Madrid, dejando boquiabiertos a todos por su extraño aspecto. Luce unas botas azules, un lazo blanco en forma de aguilucho y una varita con un cascabel. Su personalidad subyugante y su atractivo le abren las puertas de los palacios y de las tertulias madrileños, pero sobre todo de las voluntades de las señoras. El duque, curiosamente, no parece nada interesado en estas conquistas sino en llevar a cabo la extraña tarea de sacar a la luz el desastroso estado de la literatura, la crítica y la edición, no menos degeneradas que los adocenados lectores, casi exclusivamente interesados en los novelones pseudohistóricos y los folletines románticos. Cumplida su tarea de denuncia y escarnio públicos, el duque de la Gloria se volatiliza de forma tan misteriosa como había aparecido.
Su presencia ha roto los esquemas de los aburguesados madrileños, que lo consideran un loco, aunque un loco genial. El duque de la Gloria es el símbolo de la innovación literaria.