El autor define esta novela como una obra ?siniestra?. ¿Qué quiere decir con ello? ¿Habrá que situar el libro en la línea que va, por ejemplo, de Edgar Allan Poe a Jean Ray, pasando, si se quiere, por novelistas del misterio y el horror como Stoker, Meyrink o Lovecraft?
Sin duda se trata de un ?viaje? por muy temibles territorios en los que, en cualquier momento, puede saltar a nuestro lado la desconocida alimaña del miedo, capaz de erizar nuestros cabellos: de horripilarnos, a la manera que la biología describe con una precisión científica que no excluye la existencia de lo inexplicable a nuestro alrededor. Monstruo de tres cabezas este libro ?como el perro guardián de los infiernos?, una de ellas emerge en California, otra en Madrid y Barcelona (donde los productores de terror son niños más o menos angelicales), y, por fin, la tercera y más horrible cabeza respira en el País Vasco, en un ambiente de misterio, clandestinidad y violencia. El fantasma de ?Melmoth el errabundo?, aquel famoso personaje de la novela gótica que muchos creían muerto, sigue vagando, reapareciendo bajo diferentes formas en todos estos misteriosos y, sin embargo, muy concretos ambientes del actual, e insólito, relato.
El concepto de siniestro (Unheimlich) que en esta obra se desarrolla tiene muy en cuenta el análisis que de él hizo Freud en un ensayo no muy conocido y todo él lleno de sugerencias. Lo siniestro sería lo contrario de lo familiar, de lo apacible, de lo confortable, pero en ese siniestro se reconocería, con el consiguiente horror, la estructura de nuestra vida familiar y corriente. Los fantasmas aparecen entonces como personajes de nuestra vida cotidiana; y ello sucede en esta obra y es la causa de que muchos de sus pasajes no puedan ser leídos sin un profundo estremecimiento.
Alfonso Sastre es autor de múltiple obra. Nacido en Madrid, en 1926, su notoriedad se debe sobre todo a sus obras para el teatro ?desde Escuadra hacia la muerte, Guillermo Tell tiene los ojos tristes, ¿Dónde estás Ulalume, dónde estás?, La taberna fantástica o Los hombres y sus sombras hasta obras no representadas (no menos de 30) como El camarada oscuro o Análisis de un comando, que configuran un conjunto de más de ochenta obras dramáticas?, pero su nombre se destaca también desde hace años en el campo de la teoría del teatro y de la literatura (Anatomía del realismo, Drama y sociedad, El drama y sus lenguajes, Crítica de la imaginación entre otras) o de la poesía (Obra lírica y doméstica)... Es otro, sin embargo, el aspecto que de él está llamando nuestra atención y que probablemente suscitará ahora un renovado interés sobre su obra: se trata de su condición de narrador, iniciada en 1964 con su libro Las noches lúgubres, y proseguida con Flores rojas para Miguel Servet, siendo también muy destacable su obra Lumpen, marginación y jerigonza.