Corre el año 1521. En su habitación de palacio en la ciudad libre de Worms, un inquieto Carlos V, rey de España, gobernador del Nuevo Mundo y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, aguarda impaciente la llegada del amanecer. La reunión que ha de celebrarse en esa estancia será determinante para el futuro del imperio. Tras la publicación, unos meses antes, de las tesis de Martín Lutero como reacción y denuncia de la corrupción reinante en el seno de la Iglesia, la estabilidad de esta institución se ve comprometida.