No es necesario presentar el Quijote, la obra que, al decir de gran parte de la crítica, funda la novela moderna. Diferenciada en dos partes -ambas recogidas en esta edición-, cabe a mencionar que la Primera parte (1605) obtuvo gran éxito internacional, realizándose adaptaciones teatrales en varias lenguas antes de que se publicara la Segunda parte. Y si el Quijote de 1605 era una novela eminentemente renacentista, en la que la variedad se imponía a la unidad, en 1615 aparece la Segunda parte escrita con un criterio barroco en el que prima la unidad compositiva. Nunca, como ante este volumen, es tan cierta la opinión del crítico Harold Bloom al decir que Cervantes instruye sobre cómo hablar unos con otros, frente a Shakespeare, cuya creación se basa en el monólogo. Un Miguel de Cervantes, cuya vida azarosa lo llevó desde los servicios cortesanos a la guerra naval, de secretario a la esclavitud del prisionero o desde las labores administrativas a la cárcel, por deudas, volcó su experiencia humana y literaria en una novela que resume la historia literaria anterior y descubre e inicia las posibilidades futuras de la creación escrita.