El imitador de voces es la mejor introducción a Thomas Bernhard, o bien una nueva confirmación de su grandeza. Ciento cuatro relatos mínimos y magistrales que narran sucesos divertidos, comprimidas crónicas judiciales y anécdotas absurdas, o retratan personajes reales o ficticios.
El humor es el lazo de unión de estos relatos con las tres obras de teatro que completan el volumen. La primera de ellas, El ignorante y el demente, inaugura la serie de "escándalos teatrales" del autor, quien escribió en un telegrama al director: "Una sociedad que no soporta dos minutos de oscuridad se quedará sin mi obra".